Apoyar a niños y adolescentes en el desarrollo de su programa educativo individual, colaborando con otros profesionales para asegurar su bienestar. Es importante documentar el progreso de cada niño o adolescente a través de un diario de seguimiento, compartiendo información esencial para la continuidad de su atención en cada cambio de turno. Este rol implica cuidar y proteger a los jóvenes tanto dentro como fuera del centro, identificando sus necesidades emocionales y materiales para proporcionarles respuestas adecuadas. Se busca construir un vínculo afectivo, ofreciendo un entorno seguro donde se sientan valorados y queridos incondicionalmente. También, se espera que seas un modelo a seguir en cuanto a comportamiento y roles sociales, fomentando su autonomía personal y social. En el caso de jóvenes extranjeros, se trabajará en el aprendizaje del idioma, la integración en la comunidad, y su desarrollo laboral. Adicionalmente, puede requerirse testificar en procedimientos judiciales relacionados con las familias atendidas, si lo solicita el juzgado.