Las tareas principales incluyen la supervisión constante de la línea de extrusión, ya sea por soplado o "cast". Esto implica estar atento al funcionamiento de la maquinaria asignada e informar de inmediato sobre cualquier problema que afecte la calidad del producto o presente un comportamiento fuera de lo normal.
Además, se colabora en el arranque, parada y cambios de formato o color de la línea. Esto incluye purgas, enhebrado, ajuste de guías y la modificación de parámetros básicos del proceso. Bajo supervisión, se ajustan temperaturas, presión, velocidad y enfriamiento, verificando que el espesor, gramaje y ancho cumplan con las especificaciones. También es importante la alimentación de materia prima, controlando los silos y la dosificación, así como la gestión del material reprocesado.
El control de calidad en línea es fundamental, tomando muestras, midiendo el espesor, evaluando el aspecto y detectando posibles defectos. Se requiere bobinado, pesaje, paletizado y traslado del producto terminado usando herramientas mecánicas simples. Se espera también la realización de mantenimiento básico, como limpieza, cambio de filtros y engrase, siguiendo las normas de seguridad.