En el centro, la enfermera es la máxima responsable de la función sanitaria y asistencial cuando no están presentes la responsable higiénico-sanitaria ni el director. En estas situaciones, la enfermera se apoya en la responsable de servicio para gestionar los servicios generales. Su principal tarea es asegurar que los residentes reciban la atención sanitaria y asistencial que necesitan. Junto con la responsable de servicio, se encarga de que se cumplan las normas internas, los protocolos y cualquier instrucción que provenga de la dirección del centro en relación con el ámbito sanitario y asistencial. Para lograrlo, la enfermera tomará las decisiones que considere más adecuadas, siempre siguiendo las directrices generales del centro. En caso de que sea necesario tomar una medida excepcional, deberá informar a la dirección lo antes posible, teniendo en cuenta la gravedad de la situación. Entre sus responsabilidades, se incluyen verificar, junto con la responsable de servicio, que los trabajadores mantengan una buena imagen, limpieza e higiene. También debe informar a la dirección sobre cualquier problema relacionado con la puntualidad o la ausencia de los trabajadores, así como sobre cualquier abuso en los tiempos de descanso. Además de sus tareas habituales de enfermería, y si cuenta con la cualificación necesaria, se asegura de que todos los residentes reciban la atención adecuada, según lo establecido.